viernes, 17 de junio de 2016

"CINCO AÑOS Y UNA GUERRA". Fran Horna

Corrían los 32 cuando nací, hijo de una ama de casa, como casi todas las mujeres de esa época, y de un humilde trabajador del cine Victoria proyectando películas (hay un libro sobre los cines de esa época de Amparo Martinez Herranz titulado; “Los cines en Zaragoza 1896-1932”

Hecha esta pequeña introducción, pasaré a hablarte de cÓmo viví la Guerra Civil de España (1936-1939), aunque la presencié muy joven, cuando empezó tenía 4 años, ¡Fíjate lo que ha llovido desde esa época que ahora tengo 84, que se dice pronto! pero hay cosas que se te quedan en la retina para toda la vida, más aún en época de hambre y desolación.

Lo primero que se me viene a la cabeza cuando oigo La Guerra Civil es oír las alarmas de una pequeña Zaragoza, ni punto de comparación con la extensión de la actual, colocadas en varios puntos. La que nosotros oíamos era la más cercana, situada en el ayuntamiento que te alertaba de que iba a haber bombardeos sobre la ciudad. Nosotros nos escondíamos en el sótano del céntrico edificio que habitábamos. Mi familia, que vivía alquilada en la planta baja tenía más cerca el sótano, no como el dueño del edificio, que vivía en la tercera planta, por encima incluso de otra familia en situación de alquiler como nosotros.

Poneros en situación, ¿Cómo le dices a tu hermano pequeño que vaya al tragaluz porque van a caer bombas por la  calle? Yo era el más pequeño de la familia, por lo que trataban de contarme de otra manera todo este tema, y más bien me decía mi hermana mayor, Josefina, que viniera a jugar al sótano… ¿Mamá quÉ es lo que se oye a fuera? Una de las tantas preguntas sin respuesta de esta guerra.

Otro tema primordial era la comida, que estaba racionalizada, pero eso lo sé yo y lo sabe toda España. Había una tienda de ultramarinos cerca de mi casa donde íbamos a comprar la comida, a mi madre y todas las vecinas se les dejaba una cartilla donde se iba apuntando lo que podían coger cada día. Gerardo Vela, un hombre muy cordial y serio era el dueño de esta tienda y les pasaba la factura a final de mes. Recuerdo oír como a principios de mes cuando llegaba mi padre con el dinero que había cobrado de su trabajo, que en esa época ganaba unas 100 pesetas, lo primero que decía mi madre; “¡Esto para Gerardo Vela!”, también me acuerdo de cómo había 4 barras de pan gratis para cada familia, 4 en nuestro caso porque éramos 4 en nuestra familia, pero 4 pequeñas barras de pan de espelta y algo de gachas con harina, las que había que tragar rápido cada bocado porque si no se te quedaba en los dientes pegado, casi casi como la comida que se le da a las gallinas ahora.

Y esto es todo lo que puede recordar un niño de 5 años acerca de la Guerra Civil.


Fran Horna 4ºB
































No hay comentarios:

Publicar un comentario