viernes, 10 de junio de 2016

"UNAS VACACIONES QUE SE ALARGAN". Vicente Calvo


Mariano Calvo Pina
25 de septiembre de 1927, Zaragoza


Mariano Calvo Pina nació el 25 de septiembre de 1927 en el barrio de San José de Zaragoza donde vivió su infancia y juventud y actualmente sigue viviendo con su mujer, Carmencica. Sus progenitores se llamaban Vicente y Manuela y era el mayor de cinco hermanos. Comenzó a ir a la escuela en 1931, en la calle Belchite, pero los mejores momentos de su infancia no se produjeron en la escuela, sino que estaba íntimamente ligada a la torre de sus abuelos por parte paterna. (Una torre es una casa de campo). Esta torre se encontraba en los terrenos del Palacio de Larrinaga y era propiedad de Juana y Vicente (los abuelos), desde que a finales del S.XIX hubiesen acordado con los dueños del palacio (que vivían en Liverpool) vigilarles la casa a cambio de poder residir en la torre y cultivar los campos sin pagar ninguna cuota.

Los 17 nietos que tuvo esta entrañable pareja (de los cuales Marianico era el mayor) jugaban en los dominios de la torre y se entretenían en comer la fruta que les brindaban estas tierras, especialmente los fresones que los abuelos vendían en el mercado. Vicente abuelo siempre les decía: “coged siempre los picadicos” pero los chavales no siempre le escuchaban.

En esta torre, un día corriente de abril de 1931, Mariano vio pasar sobrevolando los dominios, un avión que gloriosamente portaba ondeando la bandera de la II República. Más adelante descubrió que estaba celebrando el triunfo de la República, pues era un chavalín y a esa edad no entendía esas cosas, pero como a todos los chavales, le gustaban los aviones.

Como último comentario de la torre, cabría decir que al terminar la guerra, con la llegada del fascismo despidieron a los abuelos cuando llevaban más de sesenta años trabajando en la torre.

Transcurridos unos años, el 4 de julio de 1936 Mariano se fue a pasar las vacaciones de verano a Albalate del Arzopispo pueblo del que Manuela era natal y su abuela y sus tíos vivían. Este mismo mes, estalló la Guerra Civil española impidiéndole regresar a la capital aragonesa, por lo que las vacaciones de verano tornaron a ser una estancia de más de dos años. Comenzó a ir a la escuela del pueblo donde recibía clases de caligrafía, dictados, lecturas...

Pese a que en pueblos cercanos a Albalate como son Belchite, Lécera o Alcañiz la zona fue muy conflictiva, en Albalate no afectó demasiado la guerra, aunque al estar próximo a los anteriormente nombrados, se produjo alguna situación arriesgada.
Los dos bandos del conflicto se encontraban en el pueblo, aunque Mariano no sabía diferenciarlos y se produjeron numerosos fusilamientos por ambas partes. Mariano estaba en la zona roja del pueblo donde no había problemas de subsistencia, pues colectivizaban y compartían todo así como la leña o la carne cuando hacían matanza.

Algún recuerdo de la guerra es por ejemplo, cuando la primera bomba cayó en Albalate, a finales de julio de 1936, pues Marianico estaba en lo alto del solanar de su casa cuando estalló.
Otro, es un día que estaba con su tío labrando las viñas, vieron un escuadrón de aviones militares y de repente uno de desvió del resto y empezó a bombardear la zona.

Sin embargo, el gran recuerdo que guarda de la guerra fue el paso del bando sublevado por el pueblo. Para evitarlo, el puente de Albalate fue fortificado y le hicieron perforaciones donde introdujeron metralla, con la intención de derribarlo para evitar el arribo de los fascistas. Una vez llegaron, violaron a las mujeres y los habitantes del pueblo tuvieron que huir, refugiándose en huertas y cuevas de la zona.

Cuando las tropas ya habían abandonado el pueblo, los lugareños vieron que había un cura en la entrada del huerto y para entrar a sus casas tenían que besar la cruz que el cura portaba.

Regresó a Zaragoza a finales de 1938, con su tío José que en Albalate (donde todo el mundo tiene un mote) era conocido como “el cantarero”. El viaje se realizó en un camión que transportaba prisioneros a Zaragoza y nada más llegar a la ciudad, su madre Manuela le dio la noticia de que su hermana María Luz había fallecido a los cuatro años de edad. A las pocas semanas comulgó en la parroquia de Las Hermanitas de los Pobres, en San José.

Así pues, mi abuelo paterno Mariano, pensando que iba a pasar unas felices vacaciones en Albalate con la familia, se pasó más de dos años atrapado en el pueblo en medio de una guerra que devastó al país arrastrando detrás de sí una posguerra que se resume en hambre y miseria.

Vicente Calvo 4ºA




















































































































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